Todas tenemos esa amiga o amigo que jamás sale con el crew, nunca se le ve en las fiestas ni reuniones, porque es una adicta al trabajo. Siempre pone sus actividades laborales por encima de todo y tienen menos tiempo libre que un estudiante de medicina. Y si no tienes a ese alguien, quizás seas tu quien padece el síndrome de Burn Out, sí la enfermedad tiene nombre.
Se trata de un síndrome crónico que lleva el estrés laboral a los límites emocionales de una persona, incluso, algunos psicólogos lo han considerado como cualquier otra enfermedad, un padecimiento del que te puedes contagiar si pasas todo el tiempo encerrado en una oficina. Los especialistas han decido llamarlo síndrome de Burnout, ya que proviene del inglés "burn- out” (quemado o agotado). Algunos síntomas son:
Pérdida de energía. Ya no realiza tus actividades con las mismas ganas, tienes problemas concentración, disminuye tu capacidad de aprendizaje, insomnio, entre otros.
Mal carácter. Esto se puede confundir con ser grosera, pues el conjunto de diversos factores da lugar a que las personas reaccionen de manera impulsiva y de forma irritable.
Falta de motivación. No hay ganas ni razones suficientemente necesarias para empezar un nuevo día.
Instabilidad emocional. Al no controlar las emociones, las personas deciden ocultarnos o alejarse de los demás y tener cambios radicales en sus estados de ánimo, al grado que pueden llegar a confundirse con otros trastornos como la bipolaridad.
Existen tratamientos para reducir el síndrome de Burnout e incluso, terapias para aprender a controlar el estrés, pero el primer paso consiste en aceptar que el problema existe, pues sólo entonces será posible comenzar a retomar pasiones y otras actividades que complementen la vida de manera satisfactoria.
¿Conoces a alguien así? ¿Cómo tratarías un caso así?