Una de las cosas que más odiamos de ir al gimnasio es que nos duela el cuerpo, y no ese dolor al día siguiente de que trabajamos alguna zona, sino durante la ejecución, cuando nos empezamos a sentir cansadas. Al principio no nos es problema porque entendemos que vamos comenzando, pero cuando ya han pasado algunos meses, comienza a ser frustrante, ¿pero qué hacer?
Primero debes hacerte un estudio médico para que tu entrenador pueda conocer las condiciones en la que te encuentras para realizar actividad física sin que presentes algún problema de salud que se pueda convertir en algo grave. Después, hay que seguir una rutina con las siguientes características:
Corto y eficaz
Los entrenamientos con intervalos de alta intensidad son bastante efectivos para la quemar grasa, incrementar la quema calórica del metabolismo así como la resistencia.
Olvídate de las básculas
Cuando quieres perder grasa es importantísimo que nos olvidemos de la báscula, ésta sólo refleja un número, pero nunca dice si es aumento de grasa o de músculo, son dos cosas diferentes. Lo importante aquí es que luzcas saludable. Es mejor enfocarse en mejorar la fuerza, que en el peso.
Utiliza las pesas
No creas que por utilizarlas te va a cambiar el cuerpo a rasgos más masculinos, esto en realidad no pasa así, tendrías que hacer muchas modificaciones para lograrlo. Las pesas te van a ayudar a aumentar tu fuerza y tu capacidad de resistencia, además -y aunque no lo creas- a perder peso.
No lo olvides
Busca un ejercicio con el que te diviertas, no con el que la pases mal. La psicología es un aspecto que cumple un rol crucial en la actividad física, es la que te va ayudar a lograr tus objetivos más rápido y sin decaer.
Ahora ya sabes, de nada te sirve estar pegada en el espejo del gym viendo si bajaste o no. Mejor enfócate en los cambios tangibles, como lo es el aumentar el número de repeticiones o el peso.
¿Te ves cargando lo mismo que tu hermano mayo o tu novio?
Fuente: BBC MUNDO
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