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Si tiendas a comer mucho sin darte cuenta lo primero y principal que debes hacer es olvidarse de la palabra restricción y prohibido. No hay nada prohibido, simplemente tienes que buscar regular tu forma de comer.



Por ejemplo: ¿qué pasa si muero de ganas de comer un chocolate, un helado o una porción de torta?



La respuesta es: ¡cómelo! Y a la siguiente comida continúa con tu dieta habitual.

Acá es dónde entra el tema de la frecuencia, ya que no hay nada prohibido, pero no podemos comer todo todos los días.



Lo que no tienes que hacer es empezar a comer otras cosas, que no te gustan, por no comer eso que deseas comer, porque terminas comiendo una cantidad más grande de algo realmente no quieres comer y posiblemente como no te gustó sumado a la ansiedad que se generó, después vayas y te comas también lo que sí deseabas.



Por lo tanto, cuando tienes ganas de comer algo, lo haces, te sacas el gusto, y lo disfrutas sin sentir culpa. Por ejemplo, si quieres comer pastel, lo comes como postre con tus amigas, o tomar un helado con tus hijos vas y te compras el sabor que más te gusta. De esta forma le das otra trascendencia al alimento y con el tiempo ya no vas a tener que hacerlo ni a escondidas ni en grandes cantidades, porque al no prohibirte vas a desearlo menos y con menor frecuencia.



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